Por: Carolina Martínez Elebi

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News #20 | Mayo 2023

Cuando se habla de la inteligencia artificial en el trabajo, se plantea el gran tema del futuro del trabajo y aparece una pregunta: ¿los robots nos van a reemplazar? Sobre esto, Sofía Scasserra sostiene que es un mensaje tendencioso que intenta instalar la idea de que no habrá lugar para el trabajo en el futuro y que lo mejor es hablar del trabajo del futuro.

Fueron los empresarios, reunidos en el Foro de Davos, los que instalaron el mito de que nos vamos a quedar sin empleo. Pero en lugar de esto, tenemos que pensar y hablar de cómo va a ser este trabajo en el futuro, cómo lo imaginamos o cómo creemos que debería ser.

La tecnología forma parte de la humanidad, la desarrollamos pero también nos constituye. Lo cita Martín Kohan en su libro “¿Hola? Un réquiem para el teléfono”:

“El propio Benjamin examinó la manera en que una nueva tecnología (desde la iluminación a gas en las calles hasta la proyección de películas en el cine, pasando por bombardeos aéreos en el frente de guerra) fundaba un nuevo tipo de percepción y, con eso, un nuevo sujeto; constituía un nuevo sujeto y, con eso, un nuevo espectro de relaciones sociales. En la línea en que Georg Simmel había advertido que, con la invención del tranvía, por primera vez en la historia humana ocurría que dos personas que no iban a hablarse se miraban largamente cara a cara. Un nuevo medio de transporte habilitaba, de por sí, un nuevo sujeto y una nueva mirada, una forma inédita de vincularse con los otros”.

Scasserra sostiene que siempre que se destruyeron puestos de trabajo, se crearon otros. Sin embargo, el fenómeno que se está viviendo en este momento de la historia se destaca por varios factores, entre ellos:

  • Es la primera vez que tenemos trabajo intelectual y creativo siendo reemplazado.
  • Es la primera vez que tenemos una aceleración de una magnitud tan grande que hace que los cambios no lleguen a que la gente se pueda readaptar de manera fácil y encontrar otro empleo de manera sencilla, porque es demasiado acelerado el cambio.

Lo cierto, siguiendo con lo que dice Sofía, es que en el mundo no nos vamos a quedar sin empleo, aunque estas tecnologías sí van a ir reemplazando a las personas en cada vez más tareas. Pero, ¿entonces?

Lo que tenemos que preguntarnos es cómo va a ser ese trabajo del futuro (que está empezando a gestarse en el presente):

  • ¿Qué tipo de empleo se va a crear?
  • ¿Bajo qué condiciones?
  • ¿Cómo las tecnologías están afectando estos nuevos puestos de trabajo?
  • ¿Cuál será el empleo que se creará en países de América Latina?

En “La automatización y el futuro del trabajo”, Aaron Benanav analiza las tendencias económicas que están dando forma a nuestra vida laboral y sostiene que el problema no es tanto que la tecnología sustituye rápidamente al empleo sino que hay una crisis de inversión provocada por la escasa rentabilidad de la industrial a nivel global y del sector servicios.

La economía crece lentamente, interrumpida por periódicas recesiones, y lo que se ofrece a la fuerza de trabajo mundial es empleo precario, poco remunerado y a menudo en el sector informal.

Por su parte, Kate Crawford, en su libro “Atlas de Inteligencia Artificial. Poder, política y costos planetarios”, dice que más que debatir si los seres humanos serán reemplazados por robots hay que prestar atención a cómo la experiencia del trabajo ha ido cambiando en relación con el aumento del monitoreo, la evaluación algorítmica y la modulación del tiempo.

Es decir, los robots no nos reemplazan, pero los seres humanos somos tratados cada vez más como robots.

Lo vemos en los trabajos de plataformas, en las grandes oficinas, en empresas, en gobiernos, en las métricas, en la vigilancia de las y los trabajadores y en las charlas sobre gestión del tiempo y la productividad. Ya volveré sobre este tema en próximos correos.

El desafío que tenemos, entonces, es pensar qué tecnologías necesitamos, para qué tipo de tareas, qué trabajos queremos crear para el futuro y qué condiciones laborales queremos también para el presente.

Panel 1. El futuro del trabajo: nuevas tecnologías, informalidad y reproducción social.

¿Hacia dónde va el trabajo?

En abril de 2022 se llevó a cabo la Conferencia Regional LATWORK organizada por la Universidad de Buenos Aires. Allí expuso Aaron Benanav, autor del libro “La automatización y el futuro del trabajo”, cuya tesis expuso en la conferencia.

Benanav comienza así: Los teóricos de la automatización afirman que estamos viviendo una época de aceleración del cambio tecnológico, que provocará el fin del trabajo tal como lo conocemos.

El autor, luego de analizar este discurso transmitido en diversos medios de comunicación, identifica 4 proposiciones fundamentales:

  • Mira a tu alrededor, dicen, los trabajadores ya están siendo desplazados por máquinas cada vez más avanzadas.
  • Este desplazamiento es una señal de que estamos a las puertas de lograr una sociedad casi o completamente automatizada.
  • La automatización debería implicar nuestra liberación del trabajo más duro, pero dado que la mayoría de las personas tienen que trabajar para vivir, podría volverse una pesadilla.
    Esta proposición separa a los teóricos de la automatización de otros optimistas tecnológicos que creen que el cambio tecnológico va a ser simplemente algo bueno, porque los teóricos de la automatización están preocupados por lo que podría ocurrir.
  • La única forma de evitar la pesadilla del desempleo masivo es implementar una Renta Básica Universal (RBU) y transitar hacia un mundo post-escasez.

Los teóricos de la automatización se enfocan en tres tecnologías emergentes:

  • Robótica industrial avanzada.
  • Aprendizaje automático.
  • Inteligencia artificial y redes neuronales.

Además, expresan preocupación por las recuperaciones sin empleo que demoran cada vez más desde el comienzo de una recesión (compara datos de la recuperación del mercado laboral en EEUU en los años 1981, 1990, 2000 y 2007).

Otro dato que analiza el autor son las brechas de productividad salarial, basándose en Datos de países de la OCDE, en donde en los últimos años, la brecha entre la productividad y los salarios se fue ampliando cada vez más.

Entonces, se pregunta: ¿Se encuentran conectadas estas innovaciones tecnológicas con las tendencias del mercado laboral?

Benanav dice: Si los teóricos de la automatización estuvieran en lo correcto, la productividad del trabajo estaría incrementándose muy rápidamente.

Sin embargo, estamos viviendo una Gran Desaceleración de la economía.

Lo que sostiene el autor es que, contrariamente a lo que dicen los teóricos de la automatización, no vivimos en una era de aceleración de la destrucción de los empleos. Vivimos en una era de desaceleración y creación de empleo más lenta. Y esto no se debe a las nuevas tecnologías que reemplazan a los seres humanos sino a una falta general de crecimiento económico, que es el motor principal para la generación de empleos.

Uno de los motivos que señala el autor como causa de la desaceleración de la economía es la GLOBALIZACIÓN. ¿Por qué?

  • La globalización generó más redundancias que complementariedades comerciales.
  • A medida que las capacidades productivas se expandieron rápidamente en todo el mundo, el resultado fue un aumento de la sobrecapacidad industrial, lo que redujo las tasas de inversión.
  • Las empresas empezaron a invertir menos, no ampliaron su capacidad productiva y toda la fabricación se desaceleró.
  • Un resultado de esto fue que hubo olas globales de desindustrialización desde fines de la década de 1960.

Desde 2013, señala el autor, el mundo se ha desindustrializado. Y la situación es que nada ha reemplazado a la industria como motor de crecimiento, especialmente el sector de servicios.

La transición de una economía industrial a una basada en servicios se ha asociado con:

  • Una desaceleración del crecimiento de la productividad.
  • Una desaceleración del crecimiento económico.
  • Una demanda persistentemente baja de mano de obra.

El resultado: Bajas tasas de crecimiento económico, altas tasas de desempleo y subempleo, una mayor inseguridad laboral y de ingresos y una creciente desigualdad.

Aaron Benanav expone algunos puntos más de su tesis que tienen que ver con las olas de austeridad, la eliminación de las protecciones laborales y la acumulación de deudas masivas (¿te suena?).

Si te interesa profundizar en este tema, te recomiendo ver su charla en este video que te comparto.

Protección de los datos de los trabajadores

En lo que tiene que ver con el uso de herramientas de inteligencia artificial, hay mucho más para desentrañar y no es posible abarcarlo todo de una sola vez.

Sin ir más lejos, mientras escribía el correo que estás leyendo, vi una nota del New York Times titulada “Will a chatbot write the next ‘Succession’?” en la que se menciona que Netflix, en los contratos con algunos/as de sus actores/actrices, ya está pidiendo ceder derechos de uso de voz para producciones con inteligencia artificial sin su intervención (!!). Esto se suma a la huelga que están llevando adelante los guionistas en las últimas semanas, precisamente porque reclaman mejores salarios y condiciones laborales.

Pero quiero dedicar este pequeño espacio a mencionar un tema que se relaciona con la implementación de tecnologías basadas en análisis de datos y procesos algorítmicos y que debería estar presente en más ámbitos de discusión: la protección de los datos de los trabajadores.

Ya pasaron tres años de la pandemia de coronavirus que nos llevó a vivir situaciones y experiencias inéditas en nuestra historia y que puso sobre la mesa nuevas discusiones que necesitamos tener como sociedad. Uno de esos temas lo escuché por primera vez en 2020 y tenía que ver con la especificidad de la protección de los datos de los trabajadores, como algo separado de la protección de los datos personales.

Con la presencia de la tecnología en los espacios de trabajo y con las nuevas relaciones laborales intermediadas por plataformas se “algoritmizan” las relaciones de trabajo y los empleadores manejan una gran cantidad de datos de sus trabajadores/as, incluyendo datos de la vida privada. Muchas veces esos datos son vendidos por las empresas (por ejemplo, a consultoras de recursos humanos que valoran todo tipo de datos de trabajadores/as, tanto lo que tiene que ver con su rendimiento laboral, su comportamiento, sus habilidades blandas, y también otro tipo de datos más sensibles y privados, como podrían ser sus datos de salud).

Sobre este tema, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) tiene publicada, desde 1997, una serie de recomendaciones prácticas sobre la protección de los datos personales de los trabajadores (sí, ¡desde 1997!). En tanto repertorio de recomendaciones de la OIT, no tiene carácter obligatorio.

En la presentación de la recomendación, dice:

“Los datos que los empleadores recaban acerca de los trabajadores y de los candidatos a un puesto de trabajo atienden varios propósitos: acatar la legislación; respaldar la selección de candidatos, la formación y la promoción del personal; salvaguardar la seguridad personal y laboral, el control de calidad, el servicio que se presta a la clientela y la protección de los bienes. Hay nuevas formas de recolección y procesamiento de datos que comportan nuevos riesgos para los trabajadores. Si bien varias leyes nacionales y normas internacionales han establecido procedimientos de carácter obligatorio para el tratamiento de datos personales, existe la necesidad de perfeccionar las disposiciones específicamente dirigidas al uso de los datos personales de los trabajadores.”

¿Pero qué tiene que ver todo esto con lo que conté antes de que Netflix quiere los derechos de uso de la voz de actores para producciones con IA sin su intervención?

Bueno, de acuerdo con el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la Unión Europea (y de la mayoría de las legislaciones en materia de protección de datos personales), la voz es un dato personal.

🔥 Bonus track

CULTURA LIBRE | Invitan a colaborar con el Archivo Inundación – Una memoria visual y audiovisual colaborativa sobre la inundación de 2003 en Santa Fe, que reúne hasta el momento más de 500 fotografías, volantes, videos caseros y escritos hechos por vecinos y vecinas de los barrios afectados.

Se aprobó el plan de estudios de Comunicación (UBA) – Como graduada y docente de la carrera de Comunicación de la UBA, esta noticia me toca de cerca y me llena de entusiasmo, así que la comparto con vos por acá! Después de tantos años, ¡tenemos nuevo plan!

Convocatoria para Revista LATAM DIGITALConvocatoria abierta: “El rol de los gobiernos en la regulación antes y después de la conexión a Internet: conectividad, inclusión digital y protección de derechos en las plataformas”.

📚 Para leer

Martín Kohan (2022) ¿Hola? Un réquiem para el teléfono. En esta entrevista el autor habla de su obra, que la recomiendo mucho.

Espero te haya resultado interesante este tema. Cualquier información, duda, comentario o sugerencia que tengas, podés escribirme.

¡Que tengas un lindo mayo!
Gracias por estar ahí ☺️

Carolina

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