Hace unas semanas, en medio de una clase sobre desinformación en internet, surgió la duda o la pregunta sobre cómo debería regularse internet. Bah, no internet en general, porque son tantos los aspectos a tener en cuenta que hubiera sido inabarcable en una sola clase. Lo que surgió en la clase fue la pregunta acerca de cómo debería regularse la creación de contenidos en internet, específicamente la desinformación y los discursos de odio.
Lo que algunxs decían era que había que prohibir la desinformación y los discursos de odio en internet y que las plataformas que sirven de intermediarias para publicar y amplificar ese tipo de mensajes (como Google -a través de YouTube- o Facebook -a través de Facebook, Instagram o WhatsApp) deberían controlar, regular, eliminar esos contenidos para hacer una «internet más amigable y saludable».
A partir de ese tipo de sugerencias, me surgen algunas preguntas:
- ¿Qué es «discurso de odio» para las plataformas? Como explica Agustina Del Campo, directora del Centro de Estudios en Libertad de Expresión y Acceso a la Información (CELE-UP) en esta entrevista 🎧, una cosa es la definición concreta de discurso de odio que se establecen en acuerdos internacionales o desde las mismas relatorías de libertad de expresión y otra muy distinta puede ser la idea de «discurso de odio» que se impone desde el sentido común y que puede ser mucho más amplia, abarcando así a cualquier expresión relativamente agresiva (que no necesariamente entra en la categoría de «discurso de odio» según su definición oficial).
- ¿Cómo y quién define qué es «desinformación»? Por supuesto que hay temas que pueden ser más fáciles de determinar pero en otros temas, incluso sensibles, no todas las partes llegan a un acuerdo sobre qué es «verdad» y qué no. ¿Qué se hace con lo que algunos sectores consideran desinformación? Cuando en el medio interviene la evidencia científica, por ejemplo, y las creencias personales, resulta todo bastante complejo y se puede caer muy fácilmente en la censura de opiniones. El documento Noticias falsas en Internet: acciones y reacciones de tres plataformas, de febrero de 2021, del CELE es interesante para pensar este tema.
- ¿La desinformación y los discursos de odio sólo circulan a través de internet? ¿Y qué pasa en los medios de comunicación tradicionales? ¿Qué pasaría si se dijera que hay que empezar a controlar, regular o eliminar esos contenidos de la televisión, la radio, los diarios? Claro, desde las empresas periodísticas -y sus protagonistas- dirían que se está vulnerando la libertad de prensa y la libertad de expresión. Y seguramente tendrían razón. Entonces, ¿por qué no se intenta defender de la misma manera la libertad de expresión en internet que es el único espacio en el que pueden expresarse las personas que no tienen voz en los medios de comunicación tradicionales?
- Las empresas como Google o Facebook, al igual que Twitter, ya ejercen un monitoreo permanente de sus contenidos con la consecuente eliminación de algunos de ellos y esto ha derivado en una serie de denuncias de censura por diversos motivos (desde denuncias por parte del gobierno de Rusia por la censura a sus medios públicos o la censura de las imágenes de pezones de mujeres). Ahora, si estas empresas son las que controlan los contenidos que circulan, ¿quién las controla a ellas? O, teniendo en cuenta la imagen del día del banquillo para Google, Amazon, Facebook y Apple, ¿quién los controla a ellos?

Como bien se indica en un informe publicado en 2019 por la Asociación por los Derechos Civiles (ADC) titulado Tu contenido ha sido eliminado – Autorregulación privada y su impacto en la libertad de expresión, «el enfoque predominante sobre la libertad de expresión en internet pone el acento en los intentos del Estado o particulares para interferir en la circulación de contenidos dentro de la red» por lo que durante años se rechazaron medidas de filtrado y bloqueo de contenidos o se promovió un régimen de notificación judicial para responsabilizar a los intermediarios por contenidos de terceros. Estas medidas eran «baluartes centrales en la lucha por la libre expresión» ya que «el objetivo era proteger a plataformas y buscadores de conductas externas que pudieran incentivarlos a quitar contenido» (para evitar la censura).
Sin embargo, explican desde ADC, «en forma paralela comenzó a surgir un fenómeno que también presenta múltiples desafíos para la libertad de expresión online: la eliminación de contenido por parte de los intermediarios, ya no por una presión externa sino por su propia iniciativa» (a través de la aplicación de sus términos y condiciones). Es decir, ejercen un control privado y efectivo sobre el contenido que circula en internet que, desde hace ya varios años -y sobre todo a partir de la pandemia- es el nuevo espacio cívico por excelencia, según la Relatoría Especial de Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA [ver el video de este correo].
Desde ADC afirman: «Si pensamos en la importancia que internet ha adquirido para el debate público, resulta necesario asegurar que las políticas del sector privado respeten los derechos fundamentales». En esta misma línea, desde OBSERVACOM publicaron en julio de 2020 el documento Estándares para una regulación democrática de las grandes plataformas que garantice la libertad de expresión en línea y una internet libre y abierta.
Concentración y oligopolios
Voy a empezar este apartado haciendo una breve lista de sólo algunas aplicaciones o empresas que, para muchas personas, son sinónimo de internet (donde se encuentran las famosas big tech conocidas como GAFA):
• Google
• Amazon / Mercado Libre (para algunos países de Latinoamérica)
• Facebook / Instagram / WhatsApp
• Apple
• YouTube
• Netflix / AmazonPrime / Disney+ (etcétera)
• TikTok / Alibaba
• Wikipedia
Quizás no hace falta aclararlo pero a pesar de que estos son los nombres que más resuenan cuando se piensa en internet, ellas no SON internet. Internet y la web es muchísimo más y existen otros modos de crear, de vincularnos, de informarnos, de aprender y de entretenernos.
Sin embargo, ya sea por la falta de conocimiento de herramientas alternativas, por la comodidad de quedarse en lo «malo conocido» o porque vamos a donde están todos los que conocemos, la internet que había comenzado siendo una tecnología descentralizada -para evitar la desconexión ante incidentes-, desde la década del 90 se monopolizó.
Por ejemplo, según datos compartidos por OBSERVACOM, de las 32 millones de personas que utilizan redes sociales digitales, el 82% está activo en Facebook , el 73% usa YouTube (de Google) y el 49% se conecta a Instagram (de Facebook).
Teniendo en cuenta este nivel de concentración, pensemos unos minutos, ¿qué pasa con la circulación de información y contenidos por estas plataformas altamente concentradas?
Los contenidos nocivos de Facebook
¿Sabés cómo limpia Facebook su red social para que no se publiquen contenidos violentos? «En turnos de ocho horas, miles de empleados de tiempo completo y contratistas revisaban las publicaciones más nocivas de Facebook, entre ellas imágenes, videos y mensajes sobre suicidios, decapitaciones y actos sexuales, para evitar que se propagaran online», lo que lleva a que las personas que realizan esta tarea sufran problemas psicológicos por las publicaciones nocivas a las que están expuestas diariamente. ¿Cuánto le cuesta esto a Facebook? 500 millones de dólares al año.
Sin embargo, entre algunas de las revelaciones de Frances Haugen sobre el funcionamiento de Facebook [ver recuadro] ella explicó que en el marco de elecciones políticas en cualquier país del mundo, la compañía lleva adelante procedimientos de un modo que ella no comparte. Por ejemplo, «que para ganar dinero gracias a la publicidad, Facebook debe lograr que sus miembros permanezcan en la plataforma el mayor tiempo posible y, para hacerlo, los contenidos de odio y fuentes discrepantes suelen ser las que más atención atraen».
Hay que romperlos
Uno de los principales enfoques para abordar el desmedido avance de las grandes empresas de tecnología sobre los derechos de las personas es el del derecho de la competencia, precisamente para contrarrestar el alto nivel de concentración. A veces me pregunto por qué el Congreso de los Estados Unidos demoró tanto en empezar a plantear la cuestión (no es que hayan hecho demasiado hasta el momento). ¿No podían anticipar la falta de competencia cuando Mark Zuckerberg (Facebook) compró Instagram o WhatsApp? Raro.
Pero las prácticas anti-competitivas y monopólicas no son exclusivas de Facebook. En 2020, cuatro de las cinco compañías más grandes de tecnología tuvieron que sentarse en el banquillo por estos motivos. Para conocer un poco cómo fue el recorrido que hicieron las empresas que conforman El Club de los Cinco (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft) para llegar al lugar que ocupan ahora, recomiendo leer el capítulo De la utopía al monopolio: Cómo el Club de los Cinco llegó a dominar el mundo, del libro Los dueños de internet, de Natalia Zuazo.
En Bruselas, el corazón de la Unión Europea, la interrupción de los servicios de Facebook del lunes dio lugar a una nueva ronda de convocatorias para una mayor supervisión de las mayores plataformas tecnológicas. “Los europeos merecen una mayor resiliencia digital a través de la regulación, la competencia justa, una mayor conectividad y la ciberseguridad”, dijo en Twitter Thierry Breton, el comisario europeo que está redactando la nueva normativa tecnológica.
En la misma línea, la congresista de Nueva York, Alexandria Ocasio-Cortez (AOC) publicó en su cuenta de Instagram lo siguiente:
«Si tu vida fue alterada a partir de la caída de Facebook de hoy y no pudiste comunicarte con tus seres queridos porque se cayó WhatsApp o quizás tu carrera o tu pequeño negocio se vieron golpeados porque se cayó Instagram y las dos eran verdaderamente exitosas aplicaciones independientes hasta que Facebook las identificó como una amenaza competitiva y decidió adueñarse de ellas a través de un comportamiento anti-competitivo, quizás deberíamos preguntarnos por qué una compañía está tratando de monopolizar internet, las plataformas de comunicaciones y el comercio electrónico y quizás deberíamos ROM PER LOS.»
🎬 Derechos Humanos en un mundo entre la hiper conectividad y la exclusión
En este encuentro, organizado por la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE) de la Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de los Estados Americanos (OEA), reflexionan sobre el estado actual de internet, la tecnología y herramientas de comunicación masiva desde una perspectiva de derechos humanos y estándares sobre libertad de expresión y acceso a la información.
Desde la RELE aseguran que internet se ha convertido en el nuevo espacio cívico por excelencia, «traduciéndose en condiciones de hiper conectividad como respuesta ante la exclusión», y se hacen las siguientes preguntas, que desarrollan en el encuentro:
👉 ¿Es la tecnología la respuesta inequívoca a la exclusión?
👉 ¿Cuáles son los desafíos de los derechos humanos en un entorno hiper conectado y, al mismo tiempo, con una brecha digital significativa?
«Internet es hoy una herramienta crucial para potenciar la calidad de vida de las personas, permitiendo interacciones descentralizadas y sin límites de fronteras. En efecto, constituye un medio para el ejercicio de los derechos humanos. Sin embargo, también es un espacio donde opera la exclusión para muchas personas y para muchos grupos». Estas son las palabras de Tania Renaum, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
En febrero de 2021, en un comunicado de prensa, la CIDH y su Relatoría Especial reconocieron que la libertad de expresión en internet atraviesa por un punto de inflexión en el hemisferio, caracterizado por un deterioro generalizado del debate público:
«La protección de la libertad de expresión debe tener un lugar central, debe tener un lugar privilegiado en estos debates. Su especial relevancia dentro del catálogo de derechos humanos deriva de su relación estructural con la democracia. El pleno y libre ejercicio del derecho a expresar, buscar y recibir ideas, opiniones e información, y la posibilidad de deliberar de manera abierta y desinhibida sobre los asuntos que nos consciernen a todas y a todos como ciudadanos. Es condición indispensable para la consolidación y el funcionamiento de las democracias».
El Relator Especial, Pedro Vaca Villareal, se refiere a cuatro aspectos fundamentales de internet:
• Infraestructura.
• Código.
• Escala.
• Rentabilidad.
La charla aborda, en una hora y media, los siguientes cuatro ejes temáticos:
• Vigilancia en internet.
• Regulaciones y moderación de contenido.
• Desafíos para la alfabetización digital.
• El ejercicio de derechos humanos online.
De la charla, participaron:
Pedro Vaca Villareal, Relator Especial para la Libertad de Expresión.
Tania Renaum, Secretaria Ejecutiva de la CIDH.
Luis Fernando García, Director Ejecutivo de la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D México).
Agustina Del Campo, Directora del Centro de Estudios en Libertad de Expresión y Acceso a la Información (CELE, Universidad de Palermo, Argentina).
Laura Nathalie Hernández, Analista de Políticas Públicas de la ONG Derechos Digitales.
Joan Barata, Experto internacional en libertad de expresión y regulación de los medios de comunicación.
Eva López, Becaria del programa TECH4RIGHTS de la RELE (componente Rights).
Edgar Huaranga, Becario del programa TECH4RIGHTS de la RELE (componente Tech).
¿Qué está pasando con Facebook?
En la última semana, podemos destacar dos hitos que tienen como protagonista a la misma compañía.
1️⃣ Nuevas revelaciones sobre el daño que provoca Facebook
Probablemente hayas leído / escuchado / visto que el martes 5 de octubre una exempleada de Facebook, Frances Haugen 🎬, testificó ante los miembros del Congreso de los Estados Unidos contra la empresa. ¿Qué dijo?
* Que la compañía sabe que su plataforma propaga información falsa.
* Que la compañía sabe que los mensajes son cada vez más polarizantes como resultado de una modificación que realizaron en su algoritmo en 2018 (que iba a tener el objetivo de hacer la red social más «saludable y amigable», pero bueno, podía fallar).
* Que también sabe que propaga contenido dañino para los niños.
* Que la empresa sabía que Instagram estaba empeorando los problemas de imagen corporal de las adolescentes.
* Que existen usuarios/as VIP que no reciben el mismo trato en cuanto al cumplimiento de sus normas.
* Que, sabiendo todo esto, se niega a realizar cambios que podrían perjudicar sus ingresos.
Haugen no sólo se presentó a testificar sino que presentó documentos internos que indicaban todo lo que ella afirmó en su testimonio. Estas revelaciones han provocado críticas de los reguladores y del público usuario.
Una de las grandes quejas externas a Facebook y otras redes sociales cuando hay un escándalo es que solo ellos saben qué es lo que pasa realmente. Aunque investigadores/as o periodistas desde fuera intentan averiguar el impacto de unas redes tan grandes, las limitaciones, sobre todo por falta de acceso a datos y de financiación, suelen ser notables.
Los detalles surgen de una investigación del periódico estadounidense The Wall Street Journal llamada Los archivos de Facebook.
💡 Sobre cómo Facebook construyó su poder, les recomiendo el capítulo «Facebook y el monopolio la información: ¿Cómo controlar la opinión desde una habitación oscura?» del libro Los dueños de internet de Natalia Zuazo, que está disponible para su lectura libre acá.
2️⃣ La gran caída de Facebook
El lunes 4 de octubre, durante más de siete horas, miles de millones de personas en el mundo no pudieron acceder a sus cuentas de Facebook, Instagram y no pudieron comunicarse a través de WhatsApp. ¿Por qué? Por un error humano que llevó a tener problemas con el enrutamiento del tráfico entre sus centros de datos.
Volviendo a la problemática de la alta concentración, si la empresa Facebook no estuviera a cargo de las tres aplicaciones mencionadas, el impacto de ese error hubiera sido considerablemente menor, ya que, en todo caso, sólo hubiera habido problemas para interactuar a través de Facebook o Instagram o WhatsApp, y no de las tres juntas al mismo tiempo. Hubiera sido un problema menor sólo para algunas personas usuarias y no para miles de millones de personas: En todo el mundo, en promedio, 2760 millones de personas utilizaron al menos un producto de Facebook cada día de junio de 2021, según las estadísticas de la compañía.
Teniendo en cuenta lo que pasó, es necesario pensar a futuro. Las comunicaciones y el desarrollo productivo de un sector de la población de un país no pueden depender casi en su totalidad de una sola empresa. Hace unos días una conocida me comentaba que el día de la caída de los servicios de Facebook casi no pudo trabajar porque prácticamente todas sus comunicaciones laborales son a través de WhatsApp. Probablemente conozcas más de un caso similar. Quizás hasta te haya pasado a vos.
Esto se debe al altísimo nivel de concentración que tienen los servicios de comunicación digital y que llevan a que países como la Argentina pierdan soberanía y capacidad. Sobre este tema reflexionó Fernando Schapachnik, Director Ejecutivo de la Fundación Sadosky, quien aprovechó lo sucedido para explicar las diferencias técnicas entre el protocolo abierto sobre el que se basa la tecnología del correo electrónico (el email) y Facebook como producto cerrado. Fernando lo explica así:
👉 Tanto el email como WhatsApp están compuestos de «clientes» (que son las aplicaciones que tenemos instaladas en nuestros dispositivos) y de «servidores» (la parte de la infraestructura encargada de recibir la información y de saber cómo hacerla llegar de un lugar a otro de la red, de almacenarla mientras el destinatario/a no está conectado/a, etcétera).
Entonces, ¿cuál es la diferencia?
Básicamente, que los clientes y servidores de WhatsApp pertenecen TODOS a una misma compañía (por eso cuando falló el sistema se le cayó el servicio a todas las personas que lo usaban) y los del email «se encuentran desconcentrados: tienen muchos, muchísimos dueños, de distinto tamaño: grandes corporaciones, Estados, ONGs, pequeñas empresas, etcétera» (por lo que es altamente improbable que pase algo parecido con los sistemas de correo electrónico).
Así que ya sabés. Si vuelve a caerse WhatsApp, acordate que todavía existe el email para comunicarte 😉 (aunque también sería bueno que las comunicaciones laborales no pasen todas por WhatsApp 🤪). Mientras tanto, la revista TIME se pregunta: ¿Hay que borrar Facebook?
🔥 BONUS TRACK
01. Empresas de medios vs. plataformas de internet.
Asociaciones de empresas periodísticas y de medios de comunicación a nivel internacional instan a gobiernos a debatir sobre el pago de contenidos por parte de las plataformas de internet. El pedido lo hicieron a través de una declaración titulada Medios de toda América llamamos a defender el valor del periodismo profesional en el ecosistema digital, en la que aseguran: «Los medios periodísticos poseen más audiencia que nunca, pero los ingresos que financiaban el periodismo profesional son absorbidos por intermediarios que concentran más del 80% de la publicidad digital mundial. Nuestros contenidos, valorados por la audiencia, son esenciales para la información de la sociedad y vitales para la salud de la democracia, pero el sostenimiento del periodismo está en riesgo».
02. Campaña electoral en internet.
La Asociación por los Derechos Civiles (ADC) está haciendo un relevamiento a través de su aplicación PubliElectoral para saber quién gastó más en la campaña electoral argentina en redes sociales y hace unos días publicó un análisis preliminar de cara a las elecciones, que dio los siguientes datos:
• Facundo Manes. Un gasto aproximado de $12.679.095.
• Victoria Tolosa Paz. Los gastos alcanzan los $5.367.572.
• Diego Santilli. Desde una cuenta denominada “La Santileta” se informaron gastos por $221.651 y desde su cuenta oficial personal $4.627.309.
• Leandro Santoro. Desde la cuenta oficial “Todos CABA” un aproximado de $1.085.562 y desde su cuenta individual un total de $396.240.
• José Luis Espert. Un gasto aproximado de $308.345.
• Javier Milei. No se identifican cuentas que hayan invertido en pauta de anuncios electorales.
Para consultar el análisis preliminar completo podés entrar acá.
¿Cómo funciona PubliElectoral?
PubliElectoral es una herramienta tecnológica de interés social, que detecta y analiza publicaciones y anuncios políticos difundidos en redes sociales. Cualquier persona puede descargarla en forma de app para dispositivos móviles con Android o como extensión para navegadores Chrome y Firefox (permitiendo también su uso para usuarios con sistemas iOS). Cuando el usuario ingresa a su cuenta de Facebook logueado a través de la herramienta, ésta detecta las publicidades políticas. Los anuncios almacenados luego son analizados por un equipo de investigación.
03. Por un cargador universal
El jueves 23 de septiembre, la Comisión Europea presentó una propuesta legislativa para que el USB-C sea el medio de carga universal para múltiples dispositivos: celulares, tablets, auriculares, cámaras y consolas de videojuegos, entre otros. La medida busca disminuir la cantidad de residuos electrónicos al reutilizar los cargadores de los dispositivos y fomentar la interoperabilidad entre marcas. Es una discusión que viene desde 2013. Por supuesto, Apple se opone.
📚 Para leer
Niñez, libertad de expresión y medios de comunicación, por la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (2019). Disponible acá.
Mirando Al Sur. Hacia nuevos consensos regionales en materia de responsabilidad de intermediarios en Internet, por Centro de Estudios en Libertad de Expresión y Acceso a la Información de la Universidad de Palermo y la organización Derechos Digitales (2021). Disponible acá.
Espero te haya resultado interesante este correo. Cualquier información, comentario o sugerencia que tengas, podés escribirme. A mí también me gustaría recibir un mensaje tuyo.
¡Que tengas un lindo octubre!
Gracias por estar ahí ☺️
Carolina

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