Las TIC no crecen en los árboles 🌎

Por: Carolina Martínez Elebi

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News #08 | Abril 2021

Si sos de las personas que tiene guardado, en algún rincón de tu hogar, una notebook viejita, tu primer celular, teclados, mouse o auriculares viejos, o cualquier otro aparato eléctrico o electrónico que ya no uses (aunque quizás, incluso, todavía funcione), este post es para vos. Si no es para vos, seguramente sea para alguien que conocés, así que se lo podés compartir.

¿Alguna vez pensaste qué deberías hacer con todo eso? ¿Quisieras regalarlo porque no te parece que sea para tirar pero creés que no sirve? ¿Te da cosa tirarlo? ¿Tiraste a la basura ya muchas cosas así? Bueno, hace ya bastante tiempo que la acumulación de aparatos eléctricos y electrónicos es un problema global y, probablemente haya algunas cosas que no sabías (yo aprendí mucho, de hecho, escribiendo esto ahora).

Empecemos por el principio. ¿Cada cuánto cambiás tu celular? Es probable que tengas en mente que TENÉS que cambiarlo cada cierta frecuencia (como cada 1 o 2 años) porque empieza a andar lento, o porque no te sirve para las aplicaciones que usás habitualmente, o porque sale uno más nuevo y sentís que el tuyo ya es viejo. Quizás no lo cambies tan seguido porque no quieras o no puedas gastar tanto dinero en un teléfono, o porque no te parezca tan necesario. Pero muchas, muchísimas, personas sí lo hacen. Quizás alguna aplicación que usan muy seguido empieza a funcionar mal. O el teléfono se reinicia solo. O la pantalla se pone en blanco. O anda suuuuuper leeentoooo… Esto se debe a lo que se conoce como obsolescencia programada. ¿Programada? Sí, programada. ¿Esto quiere decir que alguien planifica cuándo algo debe convertirse en obsoleto? Básicamente, sí. Empresas y fabricantes de dispositivos electrónicos (como tu computadora, tu tele o tu celular) definen -programan- el fin de la vida útil de un producto para que, después de un período de tiempo previamente calculado (en la etapa del diseño de ese producto), ese aparato se convierta en obsoleto, inútil o inservible (incluyendo la falta de actualización de un sistema operativo o la falta de repuestos para repararlo) y haya que comprar otro nuevo que lo reemplace 🤯

Una observación. Mientras desde la industria hegemónica de las TICs (concentrada en las grandes empresas tecnológicas que ya todxs conocemos) se promueve el descarte rápido de dispositivos que -como vamos a ver en este correo-, en realidad, TODAVÍA SIRVEN, la brecha de acceso a las tecnologías es muy grande y todavía hay muchísimas personas y poblaciones que no tienen computadoras para trabajar o estudiar y deben hacerlo a través de smartphones o tablets. Un ejemplo concreto: A raíz de los primeros meses de pandemia, en la que la educación se volcó (o se intentó volcar) a lo virtual, en septiembre de 2020, el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana de Santiago de Estero hizo un trabajo de recolección de datos en 11 barrios vulnerables de la capital de esa provincia argentina. El trabajo consistió en la recolección de datos, a través de encuestas, y fue realizado en conjunto con el Área de Educación Popular y Cultura de la organización territorial Barrios de Pie-Libres del Sur. Uno de los datos más relevantes de su estudio es que sólo 1 de cada 10 familias encuestadas tiene acceso a una computadora. De las 9 restantes, el 88% se conecta con dispositivos móviles y el 2% con tablet. Del total de computadoras disponibles que tienen las familias, el 70% pertenece al programa Conectar Igualdad. Es así como cobra todavía más sentido la necesidad de #ReciclarNotebooksParaRegalar (así que ya sabés qué podés hacer con todas esas cosas que tenés acumuladas 😉).

¿Cuál es el impacto ambiental de la producción y descarte de tecnologías?

Desde la Revolución Industrial, los desarrollos tecnológicos y la producción de nuevos artefactos se ha dado con cada vez mayor velocidad y esto no ha sido compatible -para NADA- con la protección ambiental (ni con el cuidado de nuestra salud).

⁉️ ¿Cuáles son los grandes problemas provocados por el actual nivel de producción y consumo de productos tecnológicos?

  • Contaminación y residuos. Aparición de elementos perjudiciales en el ambiente que afectan a los organismos vivos en una cantidad superior a la que es capaz de reducirse y absorverse de manera natural. Por ejemplo, la basura eléctrica y electrónica libera sustancias que son dañinas para el suelo y que van a las capas de agua subterráneas. ¿Qué sustancias? Metales pesados o elementos tóxicos, como:
    • Plomo,
    • Mercurio,
    • Cadmio,
    • Berilio,
    • Litio,
    • Manganeso alcalino,
    • Níquel,
    • Arsénico,
    • Selenio,
    • Cromo.
  • Agotamiento de los recursos energéticos, naturales y de materias primas. Producto de la utilización intensa de fuentes primarias y no renovables, como la propia extracción de los metales necesarios para la producción.
  • Intoxicación silenciosa. A raíz de la liberación de los metales pesados o los componentes tóxicos de los desechos electrónicos, existe una serie de consecuencias perjudiciales para la salud de las personas, como pueden ser diarrea, vómitos, alteraciones pulmonares, daño a  los riñones, o cáncer, todo producto de los efectos tóxicos de los componentes necesarios para producir los dispositivos que usamos día a día.

Basura electrónica

Según un informe conjunto de varias agencias de las Organizaciones de las Naciones Unidas (ONU), titulado «A New Circular Vision for Electronics. Time for a Global Reboot», cada año se producen aproximadamente 50 millones de toneladas de residuos electrónicos y eléctricos y, de esto, solo se recicla correctamente el 20%.

¿Qué se considera un «Residuo de Aparato Eléctrico y Electrónico»? Cualquier cosa que se te ocurra que tenga cables, baterías o enchufes. Desde una heladera, un auricular, una tostadora, un televisor, un teclado, hasta cualquier computadora, tablet, teléfono celular o dispositivo «inteligente».

Como ya ha advertido la Organización Mundial de la Salud (OMS) (y otras) en su informe «Gestión Sostenible de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos en América Latina», «es importante entender que estos residuos son diferentes de otros y que poseen características específicas, cuya gestión, tratamiento y disposición final debe realizarse de manera responsable». En el informe se aborda la situación en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.

Según la Universidad de las Naciones Unidas (UNU), en 2014, en el continente americano, la generación de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) fue de 11.7 millones de toneladas métricas (Mt). «Los tres países con la mayor generación de este tipo de residuos en cantidades absolutas fueron: Estados Unidos (7.1 Mt), Brasil (1.4 Mt) y México (1.0  Mt).» En el mismo año, en América Latina se generaron alrededor de 3.8 Mt de RAEE, con Brasil (52%), Argentina (11%), Colombia (9%) y Venezuela  (9%) como los países que mayor volumen de RAEE generaron.

Además, los RAEE son parte de uno de los mayores flujos de residuos a nivel  mundial, a pesar de que ese flujo está prohibido desde 1992 por el Convenio de Basilea sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y su Eliminación. Este tratado internacional ha sido ratificado por 188 países del mundo, excepto por los Estados Unidos y Haití.

En el sitio web del Proyecto Residuos Electrónicos América Latina-PREAL puede consultarse la situación de los países participantes, incluyendo la normativa vigente en cada país:

  • Argentina
  • Bolivia
  • Chile
  • Costa Rica
  • Ecuador
  • El Salvador
  • Guatemala
  • Honduras
  • Nicaragua
  • Panamá
  • Perú
  • Uruguay
  • Venezuela

Derecho a reparar

A fines de noviembre de 2020, se conoció la noticia de que el Parlamento Europeo aprobó un informe en el que le pide a la Unión Europea que abogue por el derecho a la reparación de los aparatos por parte de los consumidores, que los proteja de la obsolescencia programada y que apueste por la reutilización y la sostenibilidad. ¿Por qué surge la necesidad de este derecho? Porque en los últimos años, los fabricantes de dispositivos están diseñando a los aparatos de tal forma que es cada vez más difícil abrirlos, desarmarlos, investigar si tienen algún problema y arreglar o sustituir las partes que no funcionan, acortando así la vida útil de un producto y provocando la necesidad de reemplazarlo por uno nuevo, debido a la imposibilidad de repararlo.

El texto, aprobado en pleno por 395 votos a favor, 94 en contra y 207 abstenciones, pide a la Comisión de la UE una estrategia para introducir un derecho a la reparación y sistematizar el acceso de los consumidores a dicha reparación. De avanzarse en este sentido con una normativa, se obligaría a los fabricantes a garantizar la reparación de dispositivos electrónicos y la fabricación de los repuestos necesarios para tal fin.

Entre las propuestas, se encuentra un etiquetado que proporcione a los consumidores información sobre la vida útil estimada de los productos, especificando las opciones de reparación en el momento de la compra o adaptar y armonizar a nivel europeo la garantía legal de los productos de conformidad con su vida útil estimada.

En esta línea, el informe alude a las actualizaciones de los productos y pide que se separen aquellas denominadas «de seguridad» de las «de confort» (para mejorar la experiencia del usuario), garantizando que sean reversibles y evitando la ralentización del dispositivo una vez se ejecuten las mismas. Sobre la ralentización de los equipos, hace unos meses se conoció la noticia de la denuncia de un grupo de defensa de consumidores de Europa a la compañía Apple.

En este sentido, Francia se consagró como el primer país en anunciar la introducción de estos cambios. A partir de enero de 2021, los fabricantes deben informar al consumidor sobre la posibilidad de reparar un producto. Se trata de una etiqueta con una puntuación del 1 al 10 que por el momento se aplicará a lavarropas, smartphones, televisores y cortadoras de césped. Este «índice de reparabilidad» se calcula con base a los siguientes criterios:

  1. Facilidad de reparación,
  2. Precio de las piezas de repuesto,
  3. Disponibilidad de piezas de repuesto,
  4. Disponibilidad de documentación de reparación.

El proyecto de ley también incluye un «índice de durabilidad», a partir de 2024, que considerará nuevos criterios como la confiabilidad y solidez del producto.

🧰🔨💻🚜 El «derecho a reparar» (Right to repair) es algo sobre lo que ya hace tiempo están luchando en Estados Unidos tanto agricultores, hackers y médicos. En ese país, la victoria más significativa hasta la fecha sería la decisión del 25 de octubre de 2018 de la Oficina de Derechos de Autor de los Estados Unidos, que estableció una exención específica a la Digital Millenium Copyright Act (DMCA) que permite a las personas hackear software propietario para reparar equipos y devolverlos en buen estado y funcionando.

En este artículo entrevistan a Kelsea Weber que trabaja en iFixit.com, un sitio web que proporciona videos de reparación, manuales y kits de herramientas a más de 100 millones de visitantes al año.


Planes ambientales, política pública y más…

Entonces, teniendo en cuenta todo esto, ¿qué puede hacerse, por ejemplo, desde el Estado? En principio, legislar y generar políticas públicas que promuevan un plan de manejo ambiental para establecer acciones para prevenir, mitigar, controlar, compensar y corregir los posibles efectos o impactos ambientales negativos que podrían ser causados por el desarrollo de un proyecto, obra o actividad (en este caso, por la producción, el consumo masivo y el desecho de dispositivos eléctricos y electrónicos).

Algunas cosas que pueden hacerse, son la recolección de residuos eléctricos y electrónicos y el aprovechamiento y valoración de los mismos (reciclado y reutilización). En cuanto a la recolección, esta debería hacerse en un lugar acondicionado para tal fin, de manera segura y ambientalmente adecuada, para facilitar la recolección, clasificación y la preparación para una posterior gestión y manejo ambiental.

Recolección de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEEs)

Finalmente, aunque no menor, es necesario pensar qué puede hacerse desde lo individual para disminuir la generación de desechos. Una forma es intentar alargar la vida útil de los dispositivos, por ejemplo, instalando sistemas operativos y programas de software libre, en el caso en que la empresa que fabricó tu dispositivo no esté actualizando el sistema y eso lo convierta en obsoleto; también reciclar y reutilizar los elementos tecnológicos que ya no sirvan, y no mezclarlos con la basura común sino llevarlos a centros o puntos de entrega, en el caso de que tengas que desecharlos.

El modelo de la industria tecnológica tal y como se desarrolla en la actualidad fomenta el consumismo (ya sé, es el capitalismo) y se sostiene a base de contaminación ambiental. Necesitamos promover un modelo sostenible: reciclar, reparar, que fomente la producción y el consumo responsable ♻️.

🎬 Sergio Andrés Rondán (@soldan) sobre impacto ambiental de las tecnologías

Hace unos días tuve la oportunidad de conversar con Sergio Andrés Rondán (@soldan u otros nicks en internet), profesor de educación primaria, militante del software libre y editor de la publicación impresa Revista Replay. Además de ser un miembro activo de comunidades de hacktivismo, @soldan también participa de distintos grupos de estudios en torno a la ludificación en el aula.

⚠️ AVISO: En el video hay un corte de video y audio entre el minuto 7:26​ y el minuto 8:00​, por problemas de conectividad que tuvimos durante la grabación (¡pero después sigue sin problemas!).

Con @soldan conversamos sobre…
➡️ Qué es la obsolescencia programada (¿tenemos que cambiar los dispositivos con tanta frecuencia?);
➡️ El impacto ambiental del nivel de producción y consumo de la industria tecnológica actual;
➡️ El proyecto de «cibercirujeo» para reciclar y reutilizar computadoras «viejas» (si te interesa sumarte y participar, podés escribirle a Sergio a soldan@disroot.org);
➡️ La importancia del software libre -y de las comunidades- para «revivir» computadoras que quedaron obsoletas;
➡️ El derecho a reparar;
➡️ El problema de la basura electrónica;
➡️ La necesidad de regulación y políticas públicas para cambiar la situación actual.

Si te interesan algunos de estos temas, te invito a que veas el video porque no tiene desperdicio.

El consumo energético del Bitcoin

Además del impacto ambiental que tiene este modelo de producción y consumo, a raíz de la obsolescencia programada, otro aspecto a tener en cuenta es el consumo de energía que se genera debido a, por ejemplo, la cada vez mayor cantidad de dispositivos conectados, entre otros motivos.

Un tema que tuvo repercusión en los últimos meses es el altísimo nivel de consumo energético provocado por la minería de la moneda virtual que hace sacudir a la especulación financiera: el Bitcoin.

El ranking mundial de consumo anual de electricidad ubica al Bitcoin en el puesto 27 con 137,85 TWh (teravatio-hora es la unidad de potencia equivalente a 1012 Wh y es la que se usa para conocer el índice de producción o consumo de energía eléctrica de un país).

⁉️ ¿Querés saber quiénes son los primeros tres y en qué puesto están algunos países latinoamericanos?

1. China, con 6453,17 TWh.
2. Estados Unidos, con 3989,57 TWh.
3. India, con 1277,17 TWh.

Latinoamérica:

6. Brasil, con 597,23 TWh.
14. México, con 267,91 TWh.
30. Argentina, con 125,03 TWh.
39. Chile, con 74,99 TWh.
41. Colombia, con 70,20 TWh.
43. Venezuela, con 64,65 TWh.
54. Perú, con 47,40 TWh.

Sí, la moneda virtual Bitcoin consume más electricidad que Argentina, Chile, Colombia, Venezuela y Perú.

Pero… ¿Qué es el Bitcoin?

Es una moneda virtual basada en la tecnología conocida como «cadena de bloques» o blockchain, que es una contabilidad pública compartida en una red distribuida y descentralizada. Cada vez que se realiza una transacción con Bitcoin (para lo que se necesita contar con un monedero en una computadora o en un dispositivo móvil), las transacciones confirmadas se incluyen en la cadena de bloques, sin poder volver atrás. Según quienes promueven esta criptomoneda y la tecnología blockchain, la integridad y el orden cronológico de la cadena de bloques se hacen cumplir con criptografía.

La criptografía (que significa «escritura secreta») es el ámbito de la criptología que se ocupa de las técnicas de cifrado o codificado con el objetivo de conseguir la confidencialidad de los mensajes (alterando las representaciones lingüísticas de los mensajes para hacerlos ininteligibles para quienes no cuenten con autorización para leerlos).

🎧 Para saber un poco más acerca de qué es y cómo funciona la Bitcoin y las criptomonedas, te recomiendo este podcast.

¿Pero de dónde salieron las Bitcoin?

«Bitcoin»​ es un protocolo, un proyecto de código abierto y una red entre iguales que se utiliza como criptomoneda, que fue creado por una entidad conocida como Satoshi Nakamoto (que al día de hoy no se conoce si es una persona o un grupo de personas). Una de las formas de obtener bitcoins es «extrayéndolas» a través de lo que se conoce como «minería» (equiparándolo a la minería de oro), un sistema de consenso distribuido. ¿Cómo se realiza esta minería? Usando computadoras para resolver complejos acertijos o cálculos matemáticos que permiten confirmar las transacciones en la red Bitcoin y, así, incrementar la seguridad.

¿Por qué el Bitcoin consume energía?

Existe un consenso general de que la «minería» de Bitcoin es un negocio que consume mucha energía, ya que para encontrar la solución al problema criptográfico del bloque debe realizarse un sistema de pruebas-de-trabajo, resolviendo el problema a través de varios intentos repetitivos, por fuerza bruta (computacional), no determinista. Debido a esta dificultad, en la actualidad esto se realiza a través de fondos de minería (en inglés, mining pools), que son, en su mayoría, administrados por una empresa que se lleva una comisión (un incentivo) por encontrar un bloque, ya que el sistema crea cada cierto tiempo nuevas monedas que reparte entre quienes aportaron a la solución del problema matemático.

Es por esto que, a pesar de la dificultad para medir cuánta energía utiliza esta criptomoneda (debido a que, por diseño, son difíciles de rastrear), la Universidad de Cambridge lanzó el Índice de Consumo de Electricidad de Cambridge Bitcoin (CBECI por sus siglas en inglés), un indicador que proporciona una estimación en tiempo real del uso total anual de electricidad de la red Bitcoin y permite hacer comparaciones en vivo con usos alternativos de electricidad para poner las cifras en perspectiva.

En Tierra del Fuego, Argentina, para poner un ejemplo, se encuentra BitPatagonia, el centro de datos (datacenter, en inglés) más grande de Sudamérica –según un artículo de iProup-, que se dedica a la exploración de blockchain y monedas virtuales. En concreto, la minería consiste en tener a las computadoras trabajando, y consumiendo energía, sin parar.

La huella de carbono

Independientemente del consumo de energía, hay que tener en cuenta cómo se genera y produce esa electricidad. Según Nic Carter, socio fundador de la firma de capital de riesgo Castle Island Ventures, especilizada en el sector de blockchains, entrevistado por la BBC, «hay mineros en China que aprovechan la energía hidroeléctrica excedente en las represas». Sin embargo, aunque en algunos países comienzan a utilizarse energías renovables (como la hidroeléctrica o la eólica) o energía nuclear, la mayor parte de la electricidad que se produce en el mundo, se hace a partir de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas -que son altamente contaminantes-.

Según algunos estudios (como este y este), el Bitcoin tiene la misma huella de carbono que Nueva Zelanda (36 millones de toneladas de CO2 por año). ¿Todo para qué? Por el momento, para alimentar a la especulación financiera.

🔥 Bonus track

1. El sábado 20 de marzo se llevó a cabo la primera edición de «El club del cybercirujeo» un evento gestado desde la comunidad Cyberciruja, un grupo de usuarios, usuarias y usuaries que busca recuperar computadoras que estén en desuso y sean consideradas «obsoletas». En esta edición, estuvieron recolectando componentes de laptops y computadoras para recuperarlas y armar equipos para el bachillerato popular trans «Mocha Celis», para la agrupación Transistemas, y para las personas que viven en Chubut y que perdieron sus equipos por los incendios. Para conocer más sobre la Comunidad Cyberciruja, te invito a leer su manifiesto y a ver la primera charla de los Cybercirujas, que dio origen a la comunidad.

📚 Para leer

ONU (y otros). A New Circular Vision for Electronics. Time for a Global Reboot. Enero de 2019.
OMS (y otros). Gestión Sostenible de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos en América Latina. 2015.
UNESCO.Los residuos electrónicos: un desafío para la Sociedad del Conocimiento en América Latina y el Caribe. 2010.

Espero te haya resultado interesante este correo. Cualquier información, comentario o sugerencia que tengas, escribime. A mí también me gustaría recibir un mail tuyo 🙂

¡Que tengas un lindo abril!
Gracias por estar ahí.

Carolina

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